EL APUNTE

Otro gobierno municipal en minoría

Mateos no ha hecho en estos días nada distinto a lo de sus homólogos en otras capitales de provincia en las que el PP fue el más votado sin mayoría absoluta. Se gobierna en minoría y sin Vox en el ejecutivo local. La única excepción ha sido Ciudad Real

Mateos con el bastón de mando, detrás los concejales de su equipo y en la misma fila, al fondo, los dos ediles de Vox.

Mateos con el bastón de mando, detrás los concejales de su equipo y en la misma fila, al fondo, los dos ediles de Vox. / Lorenzo Cordero

José Luis Bermejo

José Luis Bermejo

Rafael Mateos (PP) inició este sábado un mandato de cuatro años, hasta mayo de 2027, al frente de un gobierno en minoría. Parte con la experiencia de saber qué es negociar con otros grupos políticos. Le tocó hacerlo entre 2015 y 2019, cuando era el portavoz del gobierno. En esa corporación, pese a la minoría del ejecutivo del PP, también como ahora con once concejales, se lograron sacar tres de los cuatro presupuestos de ese mandato, uno sorpresivamente con el respaldo del PSOE (uno y no más), y los otros dos como resultado de las negociaciones con Ciudadanos que incluyeron una rebaja del tipo impositivo del IBI. 

Lo habitual en Cáceres son gobiernos en minoría y sin coalición de fuerzas para tener una mayoría. Los que hubo antes en Cáceres fueron forzados para lograr la alcaldía porque ninguno de los dos partidos de la coalición había ganado las elecciones. Así pasó con el PSOE y EU en 1991 y con el PSOE e IU en 2007. Pactos que se rompieron antes de acabar el mandato, incluso un acuerdo posterior a la investidura, como el del PSOE y CDS para dar estabilidad con la entrada de los concejales del CDS en el gobierno local, se rompió antes de la mitad de la legislatura.

Por tanto, nada nuevo. Y Mateos no ha hecho nada distinto a lo que han llevado a cabo sus homólogos en el resto de capitales de provincia. El PP forma gobierno junto a Vox en las cuatro capitales de provincia donde necesitaba los votos de los concejales de Vox en la investidura porque la lista del PP no fue la más votada. Es lo que ha pasado en Valladolid, Burgos, Toledo y Guadalajara. En el resto de capitales en las que el PP, pese a no tener mayoría absoluta, no necesitaba a Vox para investir al alcalde por ser su lista la más votada, como ha pasado en Cáceres, los de Santiago Abascal no han entrado en el gobierno local. Solo ha habido una excepción a este regla, la investidura en Ciudad Real.

En las primeras palabras de Rafael Mateos en su discurso de investidura de este sábado ya ha hablado de «buscar puntos de encuentro», además mostró su confianza en «el diálogo» y en que todos los concejales, con independencia del partido al que pertenezcan, «vamos a intentar remar juntos por lo que nos une, que es mejorar la vida de los cacereños». Vale, está bien el mensaje, es lo normal, pero es que no le queda otra. En la mayoría de las decisiones que deba adoptar (por poner un porcentaje, en el 90%) no va a tener ningún problema. Saldrán adelante, no va a tener una oposición que las frene.

Pero en el 10% de las restantes, entre las que estarán muchas de las decisiones más importantes que deberá adoptar en este mandato, sí necesitará de ese apoyo de otro partido. Y no hay que esperar al presupuesto de 2024, tras la vuelta del verano habrá que decidir sobre el concurso de la basura, que son 121 millones de euros, y con solo los once votos del PP no vale.

Cuando tenga que buscar un acuerdo, la primera puerta a la que llamar, por proximidad ideológica, será la de Vox. Su portavoz, Eduardo Gutiérrez, tras la segunda negativa de Mateos a que entren en el gobierno, avisó que en su partido «no nos comprometemos a nada, tenemos las manos libres para apoyar o no las iniciativas que nos presenten».

Cuando en unos días Mateos anuncie las delegaciones de su gobierno, habrá que estar muy pendientes de quién será el portavoz, el que hará el papel que el mismo Mateos tuvo que desempeñar hace ocho años como negociador de acuerdos.

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