MUJERES QUE HACEN EXTREMADURA | CULTURA | Elena Casquete Instrumentista

«Todavía se sigue sexualizando más a las mujeres en un escenario»

Elena Casquete toca la tiorba durante uno de los conciertos que realiza con su grupo en Dinamarca.

Elena Casquete toca la tiorba durante uno de los conciertos que realiza con su grupo en Dinamarca. / CEDIDA

Elena Casquete (Segura de León, 1993) decidió ser instrumentista. «Con el tiempo me di cuenta de que los guitarristas eran siempre hombres y me faltaba un poco de referencia; cuando veía a una mujer que tocaba, me motivaba», asegura. Hizo la carrera de guitarra y actualmente vive de su sueño en Dinamarca, mientras estudia un posgrado relacionado con instrumentos antiguos y toca instrumentos barrocos como la guitarra barroca y la tiorba. 

¿Lo tiene la mujer más complicado en este ámbito?

Las mujeres tenemos que demostrar que podemos hacerlo en mayor medida que ellos. Cuando me han contratado o cuando voy a hacer un trabajo para el que supuestamente estoy capacitada, percibo una especie de admiración por darse cuenta de que lo hago bien y que sé hacerlo bien. Tienes que repetir que sabes y hasta que no lo demuestras, no comienzan a creerte. Todo eso puede generar inseguridad, te tienes que armar aún más de valor. 

¿En algún momento la han tratado diferente por ser mujer?

Nunca me he sentido de esa forma en mi profesión. Es verdad que nos venden el cuento de que lo único que importa es la música y eso es mentira. No es lo mismo. Todavía se sigue sexualizando mucho más a las mujeres que a los hombres en un escenario. Al final el que es bueno, es bueno y va a salir. Pero siento que una mujer sexy se mira de una forma diferente en esta profesión. Y te hablo de música clásica. No he sentido discriminación, pero hay cosas que todavía importan.

¿Existe presión sobre la vestimenta?

Con eso me ha gustado ser controvertida. Me encanta la polémica de decir que voy a tocar música clásica con las rastas o sin tacones, que para mí son incómodos. Alguna vez he conocido a alguien y en la conversación ha salido el tema de que toco música barroca, pues me han dicho que no me pega. Sí se espera que una mujer que toque música clásica se ponga un vestido largo y esté maquillada y bien peinada. Hay mujeres que se atreven a ir como quieren al escenario, pero a veces sientes que hay cosas que los hombres no se cuestionan y nosotras sí. 

¿Se está superando este tipo de prejuicio?

El hombre tiene un traje de chaqueta que es el que utiliza para todos los conciertos y, si eso, se cambia la camisa. Una mujer no va a salir tres veces con el mismo vestido. Cuando estás consagrado, te sientes más con el privilegio de hacer lo que quieras. Pero cuando todavía no, sí que te impone más y no quieres ser el diferente o el raro. Quieres pasar por el filtro y que te acepten. Estamos muy condicionados por la sociedad. A pesar de eso, sí creo que se ha avanzado. En mi caso reúno los requisitos para que no me salga bien: soy joven, mujer y extranjera. Y yo he conseguido que me vaya bien en mi profesión, me siento muy integrada en Dinamarca.

Como mujer, ¿lo tiene más complicado si quiere ser madre?

Quiero ser madre algún día, pero mi carrera profesional se pararía. Pienso que nos repercute más que a ellos. Y eso que Dinamarca tiene más recursos como guarderías o más flexibilidad. Incluso las bajas son muy amplias.